El PCE lamenta la muerte de Chávez
Secretaria de Política Internacional del PCE / 06 mar 13
El Partido Comunista de España, su secretario General José Luis Centella, y la responsable de Internacional Maite Mola, quieren trasmitir su más profundo pesar por el fallecimiento del presidente de la República bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, a sus familiares y a todo el pueblo venezolano.
Son momentos duros para los revolucionarios del mundo, pero estamos seguros que saldremos adelante como así él mismo lo habría querido.
Nadie puede poner en duda la obra del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en áreas como la sanidad o la educación, la recuperación económica de un país que recibió en bancarrota, el reparto de las ganancias del petróleo entre toda la población. Es de destacar así mismo su importante papel e impulso de la construcción regional de América latina y el Caribe, creando estructuras como el ALBA.
Pero sobre todo hay que resaltar la democratización de la política venezolana, los excluidos históricamente ahora pueden hacer política, los políticos tienen que rendir cuentas a los electores, la democracia participativa se va construyendo en Venezuela.
En estos momentos en el que algunos se alegran macabramente de la desgracia personal, nos preguntamos ¿que pueden ofrecer hoy al pueblo venezolano los que defienden las recetas del neoliberalismo? La respuesta es fácil, solo pueden ofrecer el mismo país que explotó en el “Caracazo”.
Los comunistas españoles consideramos que hoy más que nunca es el momento de la unidad de las fuerzas progresistas y transformadoras en Venezuela, que tienen una alta responsabilidad en sus manos, continuar el legado de Chávez.
Los seguidores de Chávez en España también le despiden
Cientos de personas rinden homenaje en Madrid y Barcelona al difunto presidente de Venezuela
Medio centenar de simpatizantes del presidente venezolano Hugo Chávez se han concentrado este miércoles ante el Consulado de la República Bolivariana de Venezuela en Barcelona para rendirle un último homenaje y mostrar su respaldo al proyecto político encarnado por él.
Un círculo formado por velas rojas y una pancarta en catalán con el lema '¡Viva la revolución bolivariana! El pueblo es Chávez, Chávez es el pueblo' ha formado parte de la concentración, en la plaza Urquinaona, a la misma hora en que por las calles de Caracas desfilaba el féretro de Chávez, fallecido a los 58 años a consecuencia de un cáncer.
Entre los partidos con representación en el Parlament, la CUP ha emitido un comunicado en el que ha ensalzado el "papel clave" del presidente venezolano en la transformación de América del Sur, un apoyo que también ha mostrado EUiA al participar en la concentración frente al consulado.
También en Madrid cientos de personas se han concentrado en la Puerta del Sol para rendirle homenaje. "El presidente Chávez tuvo la suerte de en vida haber logrado consolidar algunos de sus sueños más importantes y me refiero, por ejemplo, al sueño del comienzo de esa gran nueva integración latinoamericana", aseguró el embajador venzolando en España, Bernardo Álvarez Herrera.
En declaraciones a la prensa en la Embajada venezolana en España, el diplomático agradeció las "manifestaciones de amor y solidaridad" que ha recibido del gobierno y pueblo español. "Todo el mundo reconoce, incluso aquellos que no comparten toda la visión del presidente, que Chávez jugó un papel fundamental decisivo en la nueva integración latinoamericana, que hoy es una realidad", añadió.
EL COMANDANTE DE LOS POBRES
Oración fúnebre por Hugo Chávez
MARÍA TOLEDANO 07/03/2013
La muerte del presidente Hugo Chávez, Comandante de los pobres de Latinoamérica, nos encuentra de noche, hastiados tras un día más de miseria cotidiana y pútrido Occidente. Su fallecimiento nos encuentra a oscuras, lloviendo, indígena Caronte mágico, embajador de lo diverso, y de golpe certero, implacable enfermedad, acaba, al menos por unas horas, con la esperanza de los condenados de la tierra. Lágrimas de papel, tristeza y humedad tropical, corren por los barrios de Caracas, lamentos -como infinitas elegías- caen por las laderas, por los cerros, hasta inundar de sincero dolor las avenidas del centro, de Altamira. Bajaron una vez, mujeres y hombres, niños, armados de valor y palos, utensilios de cocina, para salvarte de las garras de la tiranía blanca, del golpe de estado petrolero, Comandante, y bajarán de nuevo, con las plurales tonalidades de lo negro en sus rostros, bajan ya de los cerros, del 23, de todos, a rendirte un homenaje consciente, fraternal. El luto se extiende por América, un luto intenso, del color del petróleo.
Es imposible explicar el sentido de la revolución democrática bolivariana, su impresionante alcance, sin haber visto, sentido o leído, el alma angosta de las chabolas, los barrios marginales, esos pueblos del interior donde no llegaba la luz ni el agua, los viejos medio ciegos, personas, inexistentes, sin documentación abandonadas a su suerte por la oligarquía financiera, la infancia sin escuela ni médico de proximidad. La muerte de Hugo Chávez, Comandante en Jefe de los otros de Latinoamérica es un misil contra el progreso, lento, con dificultades, de un continente olvidado, el patio trasero, lleno de corrupción y violencia inducida, de EE.UU.
La prensa libre, desinformación en marcha, le llama, en el mejor de los casos, Caudillo. Docenas de observadores internacionales vigilaron, con penetrante mirada, todas las elecciones: siempre ganaba el caudillo. Hasta Jimmy Carter lo certificó en su día. Algo tenía este personaje, hijo del desasosiego, de las aldeas del barro, que irritaba. Algo tenía este extraño dirigente político, militar contrario a la Doctrina de la Seguridad Nacional, capaz de hablar de Jesucristo y a Negri en el mismo párrafo, cantar en directo, citar a Bolívar y vestir de rojo, girar los mapas –interpretando a Lacoste y Harvey- mostrando que otra geografía es posible, que exasperaba a sus enemigos. Quizá fuera su carácter y fuerza, quizá su imaginación y voluntad. En realidad lo que asustaba al Orden era algo más sencillo: Chávez, con un programa radical y transformador, ganaba las elecciones con el apoyo popular. Esa gente que, millones de votos, nada tiene que perder.
Y llegó. La esperaban. Llegó la revolución democrática, las sucesivas victorias electorales, los triunfos en los revocatorios, la Operación Milagro, la Misión Identidad, el resto de las Misiones, los programas de intercambio, la cooperación internacional, la construcción de las casas en régimen cooperativo, la ayuda a los desfavorecidos de América, el progreso sanitario y educativo -reduciendo de manera espectacular la tasa de analfabetismo-, la ayuda a la alimentación, los supermercados subvencionados. Y Venezuela cambió, se volvió hacia la mayoría social, 49,4% de pobreza en 1999, 27,8% en 2010, datos de la CEPAL, mientras los vocingleros del orden capitalista, testaferros del odio, sombras del poder, inundaban la prensa mundial, como ahora, de insultos, descalificaciones, mentiras, falsedades.
Algo había en la acción política de Hugo Chávez, en la idea de participación, en la idea de poder popular, que molestaba a la elegante burguesía local acostumbrada al bipartidismo corrupto, restaurantes de lujo, escuelas privadas, coches de gran cilindrada, aviones particulares y fiestas con guardaespaldas. Caudillo negro, indio, mulato, hijo de la tierra mezclada con las sangres de la explotación histórica, presidente de la otra América, hizo de su retórica antiimperialista, quizá de forma algo teatral, una herramienta de combate apta para ser entendida por todo el mundo. Esa era una de sus fortalezas: se entendía lo que decía. Los bienpensantes lo desacreditan con un nombre: populismo. Y a otra cosa. Cuentan que, en la Cumbre de las Américas, 2009, se cruzó con Barack Obama por los pasillos y le regaló Las venas abiertas de América latina de Eduardo Galeano, todo un ejercicio de historia y política para entender una realidad mutante.
La muerte de Hugo Chávez, Comandante de los olvidados, deja huérfanos, huérfanas, en Venezuela y en Cuba, en Bolivia, Ecuador y en el resto del maltrecho continente. Es difícil imaginar un “chavismo” sin Chávez, igual que es fácil pensar en el regocijo y suspiro de alivio en EE.UU. y sus aliados estratégicos en la zona. Los hijos de la ira, vidas destrozadas, se han quedado sin su referente político, sin su símbolo real de la acción en marcha. La bibliografía sobre Chávez y el movimiento político bolivariano ha crecido en los últimos años. Es posible que un repaso por sus intervenciones y discursos, del azufre a la geopolítica, sea una forma discreta de homenaje, de oración fúnebre.
Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=2544&sec=3&aut=240
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