viernes, 26 de octubre de 2012

El capitalismo mata


Hoy nos sacude la noticia de otra muerte, un hombre de 54 años ha decidido poner fin a su vida en Granada horas antes de que se hiciera efectivo el desahucio de su vivienda; otra muerte porque no sabemos cuántas van ya gracias a las medidas de “austeridad”, otra muerte que sumar a la extensa lista que el capitalismo, mas deshumanizado y salvaje que nunca, ha provocado.

Pero esta y otras muertes no son más que la punta del iceberg de un problema mucho mas amplio; este problema es la muerte en vida que sufre gran parte de la ciudadanía, una muerte provocada por un arma tan mortífera como es la suma del miedo y la resignación. Un miedo impuesto y atroz que atenaza a la mas mínima respuesta de rebeldía  “cualquier cosa que haga será para empeorar mi situación así que es mejor que me quede como estoy”, unido a una resignación que se repite como un mantra  “habrá que aguantar, en todas partes están igual, seguro que en otro sitio estoy peor”, esta semilla implantada por el capitalismo y sus esbirros ha arraigado con fuerza en amplias capas de nuestra sociedad, principalmente entre la clase obrera que es la que  está sufriendo la imposición de las doctrinas del recorte y la filosofía de los hombres de negro, consiguiendo no sólo un rebaño manso que se dirige al matadero sino uno bien dispuesto a ello por el bien de los amos; es fácil dejarse llevar al matadero cuando te inculcan que tu bien personal camina de la mano con el bien de los poderosos, que el bien de la nación está íntimamente ligado al bien de los especuladores, que el bienestar sólo se crea con el sufrimiento de los obreros y la magnanimidad de los ricos.

Es por ésto que estamos en un país de muertos vivientes, de personas sin esperanza ni ilusión, personas que creen que está todo dicho y hecho, personas que sólo necesitan un empujoncito para acabar con todo y descansar de la forma mas drástica; sufrimos terrorismo de Estado y ya tenemos víctimas por mas que no hagan pública la cuenta.

En esta situación nuestra labor, camaradas, es mas importante que nunca; tenemos que servir de faro para tantos barcos a la deriva, tenemos que llenar de ilusión  a tantos y tantos desencantados que tenemos a nuestro alrededor, conseguir que tengan esperanza y se den cuenta de que no todo está dicho, que todavía podemos vencer y que el 14-N puede ser el primer gran paso para volver a la vida.

Alex Iñiguez Garcés

Militante Agrupación Sectorial Servicios del PCE Aragón 

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