Soy un firme defensor de la labor sindical, de esa que se
masca en las entrañas de las empresas, de esa que se suda día a día en estos días tan complicados en los
que un delegado cualquiera tiene que luchar por contrarrestar las continuas
situaciones de abuso que se dan en todos los sectores.
Soy un esperanzado camarada que sabe que los sindicatos de
clase son el último bastión legal que defiende en lo práctico a cada uno de esos compañeros de hombro, a
cada uno de esos compañeros pasivos e incluso a cada uno de esos compañeros de
trabajo que ponen escollos por su servilismo a la patronal con ansias de
ascenso.
Soy un sindicalista que no entiende de tejemanejes, que en
cuanto huele a cargo en su federación sufre los sarpullidos de un sindicalismo
que debe mirarse en el espejo por su relajación y doblegamiento en sus altas
esferas. Los estómagos agradecidos y el miedo a perder el chollo han nublado la
vista de personas preparadas para defender a los trabajadores pero con una
venda de intereses que les ha hecho perder el norte, y el norte somos la
generalidad de la clase obrera. Han olvidado el ni un paso atrás.
Soy un entusiasta defensor de CCOO, de lo que fue y de lo
que puede ser, pero necesito mostrarme crítico con la organización, con la
falta de firmeza y democracia interna, con su falta de respeto a las bases y
sus contradicciones y giros en redondo. Nuestra sociedad hoy más que nunca
necesita de gente nueva, caras y pensamientos renovados que aporten en esos
sillones un sistema de abajo a arriba que nutra el aliento y la firmeza de los
ideales de la lucha obrera.
Como yo hay muchos que no podemos ignorar el inmovilismo y
los discursos vacíos. La pérdida de credibilidad de los trabajadores en un
sindicato que es líder pero que no utiliza su fuerza más que para entrar en
coloquios con gobiernos de corte totalitario que se aprovechan de sus caricias
para reírse aún más de sus dubitaciones. Queremos un sindicato fiel a las ideas
que defienden sus estatutos, diestro en sus acciones, que aglutine y ramifique,
que defienda y vertebre, que relance y administre, que se olvide de convertirse
en una especie de empresa sostenible y se mantenga con la fuerza deslumbrante
de sus afiliados.
Quizás entonces podamos convencer a cientos de miles de
trabajadores que tienen fe en nuestro trabajo como delegados en las empresas
pero se alejan de la afiliación por miedo a las incongruencias de los
dirigentes gastados y caducos. Quizás entonces podamos hacer danzar en vientos
de grandeza su bandera obrera. Quizás entonces la juventud vuelva a creer y
constate que es posible una acción del pueblo que contenga las columnas
vertebrales del mundo obrero en post de los derechos que nos ganamos en cada
jornada.
Este vídeo es un ejemplo como otros muchos de que somos un
grupo enorme los que seguiremos defendiendo a CCOO a capa y espada, pero no por
eso dejaremos de decir alto y claro así no, señores, así el trabajador no nos
quiere, así el capital no nos temerá por incapaces. A ti descreído, a ti
desesperanzado, a ti desconfiado, a ti que tienes claro que tienes que luchar.
Este vídeo es para ti. Afíliate y combate. Ven con los Críticcoos.
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