Pepe Reig Cruañes
Las jornadas de huelga general se parecen entre sí como las gotas de agua: a primera hora la lucha por fijar la impresión mediática de éxito o fracaso; a última hora, la guerra de cifras sobre el paro y la manifestación. En medio, los piquetes y el fingido escándalo de la prensa conservadora por aquellos que impiden el “derecho al trabajo”. Sobre los verdaderos piquetes empresariales de amenazas y acoso a los sindicalistas nada de nada. Parece que no existen.
Por cierto que una de las primeras tareas sindicales en cualquier huelga que se precie es acercar algún piquete a las puertas de El Corte Inglés, que nunca hace huelga porque sus trabajadores están amenazados. La escena se repite invariable en cada ocasión. Y es que para la patronal este gran almacén es un emblema y lo necesitan disciplinado y “ejemplar”. Confluencia de intereses: las demás grandes superficies necesitan que El Corte Inglés aguante y la empresa del triángulo verde gasta demasiado dinero en comprar una buena imagen mediática, para que unos sindicalistas trasnochados vengan a cuestionarla. Prefieren soportar piquetes a la puerta y tiendas vacías el día de la huelga, antes que reconocer a sus trabajadores el derecho que otros se ganan con su lucha. El reverso de esta política de imagen es el “consentimiento” de los propios trabajadores de la casa. Estos pueden soportar condiciones leoninas y merma de derechos, porque se sienten afortunados por su mera pertenencia a un buque insignia. Un puesto en el Corte Inglés viste mucho, aunque luego te machaquen los fines de semana o te birlen las horas extras. No es muy diferente en las otras grandes tiendas. Las grandes superficies suelen tener, laboralmente hablando, derechos muy pequeños.
El Corte Inglés y su buena prensa
El emporio heredero de los Almacenes El Encanto, tiene una situación sindical envidiable. Salvo honrosas excepciones sus trabajadores eligen una y otra vez para el Comité de Empresa a domesticados representantes de los sindicatos auspiciados por la empresa: Fagsa y Fetico. No siempre fue así. Hasta el 1982 eran los sindicatos de clase los que arrasaban, pero la empresa aprendió que para socavar la representatividad de éstos, mejor aún que intentar comprarlos era promover los suyos propios: reconvirtió una organización de técnicos en algo llamado FAGSA, cuya ficha de afiliación iba, prácticamente, junto a la firma del contrato de trabajo. Luego se creó también FETICO, con la misma vocación de servicio y que ha adquirido mucha presencia en las otras empresas del sector (Carreofour, Alcampo, Leroy Merlin, Fnac, Makro, etc.). El trato diferencial a unos y otros hizo el resto. Que la afiliación a estos sindicatos está bien “retribuida” en la empresa, mediante sobresueldos y promoción, mientras se discrimina la de los sindicatos de clase, es cosa que los Tribunales han sentenciado, por lo que no precisa mayor demostración. Las condenas judiciales al Corte Inglés por discriminación salarial y de promoción por razón de género se suceden con mayor regularidad aún que las motivadas por discriminación sindical. Las mujeres son el 62% del personal y sólo el 22% de las jefaturas. La situación es parecida en todo el sector, las mujeres raramente pueden aspirar a algo más que la categoría de coordinadora.
Las dificultades para ejercer los derechos sindicales (desde la huelga hasta la simple militancia) no han hecho más que aumentar desde que las empresas lograron dominar los órganos de representación de los trabajadores. En marzo de 2012 UGT y CCOO presentaron, por primera vez de forma conjunta, ante la Inspección de Trabajo de Cataluña una lista de 160 empresas que vulneran el derecho de huelga. En el portal anónimo que, durante la última huelga general, recogía las denuncias de trabajadores contra el “piquete empresarial” la palma se la llevan Mercadona, El Corte Inglés y Carrefour, por este orden. No debe tomarse como evidencia empírica, ya que las denuncias eran anónimas, por razones obvias, pero no deja de ser sintomático. Presiones, amenazas abiertas o sutiles, cambios arbitrarios de turno, pérdidas de complemento salarial o sanciones de todo tipo, son los “argumentos” habituales de Recursos Humanos en estas grandes superficies. Si las Inspecciones laborales no han dicho gran cosa, será porque hay que ser muy, pero muy valiente para vérselas con gigantes. O quizá a estos inspectores les pase como a los de Hacienda cuando intentan multar a una multinacional.
Los sindicatos de clase y los trabajadores llevan años denunciando esta situación ante los tribunales y ante la opinión pública. La sucesión de sentencias condenatorias contra El Corte Inglés y otros grandes no ha detenido la tendencia a extender a toda la patronal del sector (ANGED) la filosofía laboral que tanto rédito le da al gigante verde. En cuanto a la opinión pública, si la prensa respeta y cultiva la imagen de la empresa tiene que ser por algo. Al director de El Economista ya le advirtieron hace años que “nadie se mete con el gigante”, según cuenta en su famosa “carta abierta”. Nosotros podríamos hoy remedar a aquel asesor de Clinton, “es la publicidad, imbécil”.
El Corte Inglés (si sumamos su división de viajes) es el primer anunciante del país con más de 126 millones de Euros de inversión publicitaria.
El Convenio del siglo
Si eres El Corte Inglés y te gastas buen dinero en publicidad, si has invertido en favorecer a tus sindicatos leales, que ahora gozan de mayorías absolutas en los comités de empresa. Si te has encontrado con una reforma laboral que reduce la negociación colectiva al mínimo y desequilibra a favor del capital las relaciones laborales, entonces mereces que la patronal de Grandes Almacenes (ANGED) y tus sindicatos amigos rematen la faena firmando el mejor Convenio Colectivo de la historia. El mejor para la empresa, naturalmente, no para los 230.000 trabajadores/as afectados/as. Un Convenio que:
Establece la disponibilidad del trabajador/a a cualquier hora durante 365 días, con distribuciones trimestrales de la jornada, modificable en cualquier momento, lo que atenta directamente contra la conciliación y afecta a quienes tienen reducción por “guarda legal”.
Reduce a 15 días el mínimo de las vacaciones que se disfrutan en verano.
Elimina el complemento por trabajo de festivos y domingos, ahora obligatorio para todos. Aunque bajan de 70 a 55% los domingos de apertura trabajados, la pérdida de retribución resultante equivale a una paga y media anual.
Congela los sueldos por cuatro años y también la antigüedad y sin cláusula de revisión por IPC.
Aumenta la jornada de 1770 horas/año a 1798, lo que implica una disminución del valor de la hora de trabajo.
Amplía a 3 meses los períodos de prueba para las categorías bajas así como el tiempo de espera (5 años) y los requisitos para acceder a una nueva categoría
El complemento de nivel, que antes consolidaba un aumento del 3% del sueldo, será ahora absorbido y compensado en el complemento personal
Vincula el salario a las ventas: rebajas de hasta el 5% de sueldo en centros que registren descensos repetidos de ventas, aunque el conjunto de la empresa siga en ganancias.
Los sindicatos de la casa, FASGA y FETICO, presentan el Convenio en tono triunfal, asegurando que “el empleo estable y de calidad es posible en tiempos de crisis”. Puede que sea posible, pero es cada vez menos real en una empresa donde la apuesta por profesionales bien formados pasó a la historia. Lo cierto es que se han perdido 2700 empleos en un año y casi 11000 desde el principio de la crisis. La facturación cayó en 2012 un 7% y los beneficios un 18%, según datos oficiales del Grupo ECI. A la prensa, siempre benévola con el imperio de Isidoro Álvarez, le parece que aguanta el tipo, pero los datos han servido para promover un endurecimiento extraordinario de las condiciones de trabajo, que ya pasa factura en términos de salud laboral y de calidad del servicio. La presión se ha vuelto brutal y los turnos, los festivos trabajados, el acoso de la productividad, se vuelven insoportables. No hay cifras oficiales, pero se estima que pueden llegar a 8000 los abandonos desde que se trabaja los domingos. “Hay gente que se está yendo, por problemas de salud, sin esperar a la indemnización, porque no puede más”, asegura un sindicalista. La calidad del trabajo también se resiente –se registra un aumento de las quejas de clientes, especialmente los domingos- y no sólo por la falta de formación, sino por el agotamiento y la irritación del personal. La situación viene de lejos, pero el Convenio de 2013 la consagra definitivamente.
Pero para eso eres El Corte Inglés, faro y guía de las grandes superficies, termómetro del consumo en España, para marcar el rumbo también en la política laboral.
Los otros grandes
Los lunes al sol es una película de 2002 que hablaba del horizonte de desempleo y desesperanza en una antigua zona industrial. Los domingos a la sombra es un video casero en el que los/as trabajadores/as del
Corte Inglés de Goya se ven obligados a conciliar su vida familiar y laboral recibiendo la visita de sus familiares en la propia tienda, porque la empresa les obliga a trabajar los domingos. La misma demanda que llevó a los/as trabajadores/as de Carrefour en Zaragoza, León, Ponferrada, Alboraia y tantos otros lugares a protestar ante la entrada de sus puestos de trabajo.
Más allá de la ironía, lo cierto es que desde la entrada en vigor del nuevo Convenio la conciliación se ha vuelto imposible y empiezan a aparecer serios problemas de salud laboral. “La gente llora por los rincones, pero no han aumentado, sino al contrario, las bajas porque hay miedo y porque se pierden ingresos”. El absentismo desaparece cuando los dos primeros días de baja no se cobran y, sobre todo, cuando RRHH vigila al trabajador y su entorno para determinar la realidad de su enfermedad. Hay casos de madres con reducción de jornada por “guarda legal” que prefieren ir a trabajar por si acaso. Se trata del miedo conscientemente fomentado por quienes saben que es el único modo de que los trabajadores acepten el nuevo estado de cosas. “En mi centro –cuenta una delegada sindical que se pasó de Fetico a CCOO- despidieron a una compañera, segunda en la lista de CCOO, por no mirar a los ojos al cliente” cosa que se pudo probar mediante las cámaras de vigilancia interior. Ha habido despidos por “coger el móvil durante la jornada”. A Rebeca, de Carrefour, recién reincorporada de una baja por un tumor cerebral, la despidieron con la indemnización mínima tras someterla a vigilancia para encontrar una excusa que pareciera apropiada.
Son los efectos del Convenio que la patronal ANGE firmó con sus fieles sindicatos y que no tuvo el apoyo de los minoritarios CCOO y UGT. El retroceso de los derechos es tan notorio que algunos delegados y afiliados de Fasga y, sobre todo, de Fetico se han pasado secreta o abiertamente a los sindicatos de clase, con riesgo evidente de su posición y hasta su continuidad en la empresa. Otros han empezado a llevar una doble afiliación, sin comunicarlo al departamento de nóminas.
Promover candidaturas sindicales críticas en esas condiciones resulta casi heroico. Los que aceptan ir en esas listas ya saben que se exponen a una segura persecución directa o indirecta, que empieza con la llamada al despacho del jefe, sigue con insinuaciones, requerimientos, cambios repentinos de turno o destino y otras “sutiles” formas de presión. La norma no escrita es que quien opta a representar a sus compañeros/as se despide de toda posible promoción.
Las cosas son muy distintas para quienes militan en Fasga o Fetico. Los responsables de este último sindicato “se reúnen en Madrid con los directores de RR.HH. para diseñar la estrategia electoral frente a los sindicatos de clase”, confiesa una delegada que asistió a esas sesiones. Los objetivos a cubrir, los resultados que se persiguen en términos de número de delegados y hasta el programa y el discurso, los marca imperativamente la dirección de la empresa y se facilitan administrativamente desde las gerencias locales. Este es un sindicato muy peculiar, que “no ofrece servicios jurídicos, sino descuentos y vales de compra”, asegura una delegada de UGT, pero en Makro cuando se te va a acabar el período de prueba te sugieren que te afilies, si es que quieres la prórroga.
Cuestión de modelos
Cuando Aznar quiso, allá por el año 2002, liberalizar los horarios comerciales y la apertura en domingos, la respuesta fue una huelga general del comercio. Hoy se abre los domingos y ni siquiera se contrata personal. La liberalización de horarios, que desde la Generalitat Valenciana o la Comunidad de Madrid se vende como una ventaja para el consumidor y un incentivo para la creación de empleo, ha resultado ser la vía para sobreexplotar a los trabajadores de las grandes superficies. Carrefour había asegurado, por boca de su secretario general en España, Agustín Ramos, que la apertura en domingos permitiría crear unos 1500 empleos. Lo cierto es que la liberalización horaria hace crecer las ganancias, pero no el empleo. En vez de contratar a más trabajadores para cubrir los días de apertura, se introducen turnos y rotaciones casi esclavistas que fulminan cualquier posible conciliación con la vida familiar y personal. Desaparece la distinción entre descanso y tiempo de disponibilidad. Es un retroceso de decenios en áreas que se creían conquistadas, como igualdad, conciliación, salud laboral….
Por supuesto que el otro gran perdedor es el pequeño comercio familiar o comercio de proximidad, incapaz de seguir los horarios de apertura.
Aunque la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) proclame a los cuatro vientos un avance del empleo en el comercio minorista del 10.7%, en un año de liberalización horaria, esto no coincide con otras fuentes. El ritmo de desaparición del pequeño comercio se incrementa allí donde se establece la libertad de horarios. En datos del INE ese sitio es Madrid: las ventas disminuyeron en 15 de los 17 meses de aplicación de la libertad total de horarios comerciales y el empleo bajó un 5,2% (la media española era de sólo un 1,9%). Por lo demás, la ocupación disminuyó tanto en el pequeño comercio como en las grandes superficies. Lo que estos datos indican es que se ha roto deliberadamente el equilibrio entre modelos de comercio que favorecía al consumidor, para, como señala Salvador Bellido, presidente de la Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas del Estado Español (Copyme), “trasladar el consumo de un formato a otro”. El resultado es la reducción de la densidad comercial de las ciudades. Calles sin vida y centros comerciales abarrotados parece un ideal urbano más propio de otras latitudes que de un país mediterráneo.
Las grandes superficies crecen al mismo ritmo que achican los derechos de sus trabajadores, socavan la red comercial de nuestras ciudades y pervierten la independencia de criterio de los medios de comunicación. Vamos, un negocio redondo.
La Justicia colabora (algo) en la corrección de abusos
* En 1991 se abrió un proceso judicial contra El Corte Inglés por
la demanda interpuesta por 16 sindicalistas de Madrid por
discriminación sindical y salarial. Tras ocho años de litigio por
diferentes tribunales, el Constitucional les dio la razón y ordenó
equiparar su sueldo a los de FASGA y FETICO e impuso una
indemnización. La sentencia declaraba que se había ejercido
discriminación sindical y persecución.
* En Málaga en 2003 el juzgado declara nulo el despido de una
delegada de CCOO, tras lo que ésta volvió a ser suspendida de
empleo dos años hasta el nuevo juicio.
* El 7 septiembre 2007 el juzgado de los Social número 13 de
Barcelona condena a ECI por una denuncia de la Inspección por
discriminación “muy grave” contra las empleadas en retribución
y promociones.
* En 1 octubre de 2007, el Juzgado de lo social número 15 de
Madrid condena a ECI por haber discriminado salarialmente a 9
trabajadores del centro de Princesa en razón de su pertenencia
a CCOO.
* En noviembre de ese mismo año un tribunal de Pamplona condenó a
El Corte Inglés a indemnizar a una sindicalista de UGT a la que
se había estado represaliando de diversas formas por su condición
de representante de un sindicato no afín a la empresa.
* El 18 de julio de 2011 el Tribunal Supremo ratificaba una
sentencia del TSJ de Cataluña que condenaba a ECI por
discriminación de género en cuatro centros de Barcelona.
* En enero de 2012 el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía
ratificaba la condena a El Corte Inglés por “vulneración de
derechos fundamentales” con motivo de la Huelga General del 29-S,
por impedir la entrada de sindicalistas para informar a sus
trabajadores/as.
* En diciembre de 2012 la empresa fue condenada por una
discriminación salarial “por razón de sexo” de seis trabajadoras
en la percepción del Complemento Personal. La Audiencia Nacional
había instado anteriormente a la empresa a cumplir el I Plan de
Igualdad acordado en 2008, equiparando las retribuciones de hombre
y mujeres. Ese Plan se había adoptado en respuesta a las sucesivas
condenas judiciales, pero no había pasado de la categoría de papel
mojado cuando la propia empresa lo dio por finiquitado el pasado
22 de noviembre.
* El 6 de junio de 2013 la Audiencia Nacional dictó auto de
ejecución de una sentencia que obligaba a El Corte Inglés a igualar
los sueldos de hombres y mujeres.
* El 29 de junio de 2013 el TSJ de Castilla y León condenó a ECI
a indemnizar a unas trabajadoras de Valladolid por haberlas
discriminado en razón de su sexo.